Templo

ALGUNAS PALABRAS DEL P. JULIO EN SU HOMILÍA DE ESTE TERCER DOMINGO DE CUARESMA


De la mano de Mateo seguimos Jesús al desierto, para vencer la tentación y enseñarnos también a nosotros a no perecer ante el demonio y lo que nos propone; luego subimos con Él al monte Tabor, para verlo transfigurado, mostrándonos así la salvación a la que estamos llamados. Ahora, nos tomamos de la mano de Juan para ir con Jesús al encuentro con la samaritana en el pozo de Jacob, siguiendo este camino profundamente bautismal que compartimos en esta Cuaresma.
Jesús invita a la samaritana hacer un viaje a lo más profundo de su espíritu, para de esta forma llegar al profundo conocimiento de Dios y a reconocerlo como su Salvador. Y también nos invita hoy a nosotros a hacer la misma experiencia.
Utilizando la imagen del pozo nos llama a meternos dentro nuestro para descubrir qué cosas son las que ocupan nuestro interior. Así como la mujer había dedicado toda su vida a varios maridos, Jesús nos pregunta hoy a qué cosas o personas nos hemos dedicado (o nos dedicamos) a adorar. Qué cosas son las que pretendemos que calmen nuestra sed y que en realidad no logran colmar nuestras necesidades espirituales.
Entrar en la profundidad de nosotros mismos nos hará darnos cuenta de que el único capaz de saciar nuestra sed es Jesucristo. Entrar en la profundidad del conocimiento de Jesús nos hará descubrir que Él es nuestro Salvador.
Cuando hayamos llegado a esa profundidad, el conocimiento de Cristo nos convertirá en misioneros, pues habremos descubierto quién es el que verdaderamente debemos adorar y, como la samaritana, sentiremos la necesidad de compartirlo con todo el pueblo. Seremos capaces de trnsmitir a Jesús a nuestros hermanos para que un día todos creamos no por lo que alguien dice de Jesús, sino porque lo hemos descubierto como el Mesías, el Hijo de Dios.
Dedicamos mucho tiempo a cosas o personas que no calman nuestra sed, que no han dado la vida por nosotros; dedicamos mucho tiempo a quienes no nos dan luz; pasamos de un ídolo al otro para seguir teniendo sed. Si conociéramos bien a Jesús sabríamos que Él es nuestra salvación y no tendríamos que buscar de pozo en pozo.
No gastemos la vida en cosas infecundas, tratemos de llegar a la profundidad de este pozo que es el corazón de Cristo.
Vengamos a misa para encontrar a Jesús y transmitirlo a nuestros hermanos.
Qué buscamos? Qué camino de Cuaresma hacemos?
Si tenemos una postura egoísta seguiremos con sed; si buscamos a Señor, Él nos dará agua viva, se dará Él mismo y nunca más tendremos sed.
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PASAJES DE LA HOMILÍA DEL P. JULIO PARA ESTE SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA

La lecturas de esta Cuaresma tienen un marcado tinte bautismal. El domingo pasado, jesús vencía las tentaciones del demonio. Hoy es Dios mismo quien nos llama a seguir a Cristo.
Para ello es de vital importancia la escucha de la Palabra; y esa Palabra hoy se transfigura ante nosotros para mostrarnos la meta hacia la que debemos apuntar, el destino de salvación al que estamos llamados. Pero antes de alcanzar la Gloria es condición pasar por la pasión y la cruz. Ese mismo rostro de gloria, es también el rostro del dolor y del sufrimiento.

Los cristianos debemos buscar el rostro de nuestro Dios. Un rostro resplandeciente que podemos descubrir precisamente en el rostro de nuestros hermanos que sufren. Dios se manifiesta en el rostro de nuestros hermanos. Pero al mismo tiempo debemos ser capaces de que, en nuestro rostro, mis hermanos puedan encontrar a Dios. En la medida que Dios resplandezca en mí, los hermanos podrán hacer una experencia fuerte de encuentro con el Señor.

La participación en la mesa de la Eucaristía debe ser para nosotros ese toque de Jesús que nos haga levantar nuestro rostro y moestrarlo a Él.
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CUARESMA EN LA CASA DE DON BOSCO

La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.
La Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios.
El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.
En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que por acción de nuestro pecado, nos alejamos más de Dios.
Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.

40 días

La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.
En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades.
La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.

En nuestra casa

Para vivir mejor este tiempo tan especial, el Colegio ofrece dos misas diarias de lunes a viernes a la 7:00 hs. y a las 19:00 hs. con confesiones; y las habituales de los fines de semana: sábado 19:30 hs. y domingo 9:30, 12:00 y 19:30 hs.

Deseamos para todos un tiempo muy provechoso de cercanía a Jesucristo que se entrega para nuestra salvación.